Es una enfermedad bucal no dolorosa. En su etapa inicial se manifiesta con el sangrado de las encías. El tratamiento principal consiste en la renovación y eliminación del sarro, placa bacteriana y gérmenes patógenos.
Si se
detecta en la primeras etapas, basta con llevar a cabo procedimientos sencillos
para remover la placa y el sarro de debajo de las encías y así eliminar las
bacterias causantes de la infección.